Una vez al año los accionistas de la compañía sostienen una reunión anual en la cual eligen la junta directiva de la compañía. Los miembros de la junta no son necesariamente accionistas, ellos representan sus accionistas. La junta directiva no administra las actividades diarias de la compañía. Esta determina los lineamientos generales de acción de la compañía, una estrategia y hace decisiones en temas de importancia especial para la firma. Por ejemplo, la junta directiva puede decidir que la compañía deba adaptar las siguientes políticas: Tomar pasos para incrementar el alcance de sus exportaciones. No comprar computadoras nuevas este año. Cooperar en un proyecto nuevo con uno de sus competidores. Un grupo de gerentes dirigidos por el Director Ejecutivo y otros, toman las decisiones del día a día de la compañía y son responsables por sus tácticas. Por ejemplo, si la junta directiva decide que la compañía debe fortalecer sus esfuerzos de exportaciones, administración decide a quien le venderá la compañía, como sus productos deberían ser mercadeados y qué precio cobrar por ellos. La junta directiva tiene el derecho de despedir al Director Ejecutivo (CEO) y contratar uno nuevo, pero el Director Ejecutivo usualmente nombra el resto de la administración de la compañía. Las decisiones en la asamblea general anual se toman democráticamente por mayoría de votos. Un inversionista dueño de una mayoría de los votos de la compañía puede designar a quien desee en la junta directiva para garantizar que sus miembros actuaran de acuerdo a sus intereses. Este inversionista puede decidir que la compañía debería comprar materia prima de una de sus compañías, que su esposa debería ser la Directora Ejecutiva y ganar un salario de $50,000 al mes o incluso que la compañía debería pagarle $10,000 por sus servicios como consultor. Queda claro, que el valor de una acción incrementa a medida que incrementa sus derechos de voto, incluso si otras acciones tienen los mismos derechos de participación de ganancias.